lunes, 10 de noviembre de 2008

Libertad de Expresión.

http://hillary-cw.deviantart.com/art/arguing-passionately-88829412
La imagen no me pertenece, y está sometida al copyright del artista linkeado arriba.

El otro día, discutía con una amiga sobre la libertad de expresión de Estados Unidos. Supuestamente, una conocida suya, politóloga (cuya buena instrucción es más que discutible, dado que decía que nuestra social democracia es la perfección del comunismo), decía que en dicho país se censura la libertad de expresión, y se prohiben los partidos comunistas. De hecho no es así, pero si es cierto que no está bien visto.

Puede que tener las cabezas nucleares de los balísticos soviéticos apuntando a tu país, incida en algo respecto a esa opinión. O el hecho de que a día de hoy no conozco ningún comunismo democrático. O quizá el hecho de que líderes comunistas como el eternizado Norcoreano viven en una locura fantástica y peligrosa. Sea como fuere, no me parece mal que ciertas prácticas estén mal vistas.

A mi parecer, considero que España sufre de un exceso de libertad de expresión, que trae más desventajas que ventajas. Se olvida la máxima de que tu libertad termina donde empieza la mía, y se permiten todos los puntos de vista, independientemente de lo ofensivos que puedan resultar. Es tan despreciable un personaje como Jimene de Losantos, como la señora Maria Antonia Iglesias, cuyos conocidos apodos me niego a reproducir, al igual que esa agradable periodista del País (de cuyo nombre no me acuerdo), que textualmente llamó Gilipoyas a los votantes del PP en un artículo de opinión en tan "riguroso" periódico.

Sin embargo, en vez de ser condenables estas manifestaciones de buena educación, buen estar, y buen talante, se mediatizan, se hacen programas invitando a tan deleznables criaturas, para que den el espectáculo que todos esperan ver, una guerra de gallos y cotorras, donde se manifiesta que la razón la tiene el que sepa insultar mejor, interrumpir más, y berrear como verduleros. Se lanzan en todos los medios de comunicación, para que nuestros cachorrillos indefensos mamen bien de las leches de la sutil y sofisticada diplomacia española, de la elitista y agradable conversación entre cultos y académicos.

Así mismo, en una total falta de respeto, en un increible descaro y mal gusto, se mediatizan las opiniones de una persona psicológicamente enferma, ante la paliza que su marido ha propinado a un inocente que acudió en su ayuda. Ante el sufrimiento de una familia, a esta señora se le paga, por hacer entrevistas en revistas y programas del corazón, llamando al salvaje de su esclavista "bella persona", mientras acusa al noble profesor Neira de ser el culpable de su estado, por meterse en una "discusión de pareja".
En vez de condenarse, repugnados como estábamos todos ante tan deleznable y lamentable espectáculo, se le da publicidad a esta señora, y a su ancestral dueño (pues me niego a llamarlo persona).

Acercándome a la temática política, se están permitiendo actos, partidos, y comentarios de lo más ofensivos, falsamente llamados Libertad de Expresión. No es acaso menos democrática Alemania por no permitir simbología Nazi, pese al origen budista y celta de la Svastica.

Pero quemar banderas y fotografía no es libertad de expresión. Es un acto ofensivo, ya que me gustaría a mi ver que me hacen esos catalanes si quemo la bandera de Cataluña, o si quemo la foto de bodas de sus padres. No sería acaso ofensivo para ellos?

Permitir partidos con conocidos contactos terroristas no es libertad de expresión, es dar armas a aquellos que cohartan la misma libertad, y el derecho a la vida, con el uso de balas y bombas.

Insultar deliberadamente a 10 millones de votantes, de uno u otro partido (pues perlas he oído de ambos bandos), no es libertad de expresión, es insulto.

Insultar a un presidente elegido democráticamente, llamándolo asesino, fascista, y determinar que sus ocho años fue un paréntesis en la democracia, eso no es libertad de expresión, es atacar a ese hombre, y a todas las personas (la mitad de la población), que lo apoyaron, y que pusieron su fe en él.

Utilizar incorrectamente el término fascista para designar a personas con una ideología conservadora, no es libertad de expresión, es un insulto.

Podría elaborar una interminable lista de incorrecciones mal llamadas libertad de expresión, pero me ocuparía demasiado tiempo. Que nos hace ser tan débiles, tan blandos, a la hora de manifestar una censura ante ciertos tipos de hechos?

Mi deducción es que nuestra reciente dictadura, donde se cohartaban las ideas políticas, nos ha hecho dar un giro hacia un extremismo radical de supuesta libertad de expresión, en la que no se respeta al ente ajeno, dado que yo tengo un derecho de expresar mis ideas. Así pues, se pisotea al otro por el simple hecho de manifestar ideas contrarias, en un complejo de joven democracia en la cual debemos manifestar nuestras ideas, sean cuales sean, sin importarnos los demás.

Debemos aprender a dejar de lado nuestros complejos, volvernos verdaderamente respetuosos (puesto que el respeto es ese gran don del que carece la población española), respetar a los demás y sus ideas, siempre y cuando estas sean coherentes con lo correcto y lo educado.

Las Navidades del Faraón.

http://jadress.deviantart.com/art/The-Pharaoh-is-Unimpressed-38932503

La imagen no me pertenece.

El Faraón, apoyado en la ventana de su despacho, en el palacio Ayuntamiento, vislumbraba pesaroso las calles de Matrit, su pequeño reino dentro de la Multinación. Los súbditos paseaban, arrebujados en sus abrigos, encaminados a sus puestos de trabajo bajo el plomizo cielo invernal. Amargados y sumisos, proseguían con sus vidas, buscando en unos miserables sueldos la forma de sustentarse ellos y a sus familias. Ya no les quedaban sueños, no tenían tiempo para ellos, y el peso del realismo les aplastaba demasiado como para permitirse imaginar días que dificilmente llegarían.

Pero el Faraón, cegado por su ilusión utópica, en su demente locura de ser el señor de un reino feliz, y de unos ciudadanos agradecidos, pensaba las formas más estrambóticas de premiarles su lealtad. No miraba a las personas, si no a los edificios, a sus límpidas fachadas, algunas decoradas con los antiguos motivos de otra época que ya pasó.

Se acercaban las fiestas de Navidad, donde la gente fingía adorar la venida del Salvador, una excusa para reunirse con familiares a los que ni se aguantaba, ni se veía el resto del año. Todo un esfuerzo titánico para dejarse sus pocos ingresos en carísimos regalos, y en alimentos que cuestan diez veces más que en cualquier otra época. Pero los súbditos, como idiotas, se sometían a la Corporación Corte Inglés, y aceptaban sus precios sin rechistar, por que era Navidad, y era normal que las cosas costasen tan caras.

Pensando en sus súbditos, el Faraón quiso hacer algo grande, algo magnífico para Matrit. Las calles se decorarían con luces, como cada año en estas fechas, pero no podían ser luces normales. Tenían que ser las más bellas guirnaldas que la ciudad viese jamás, las más impactantes, demostrando la grandiosidad de Matrit ante el resto de la Multinación.

Contrataría a los mejores arquitectos y diseñadores para ello, al igual que hizo con los puentes de su obra. No escatimaría en gastos, Matrit se merecía eso y más. Estas navidades lucirían en la ciudad las más caras y bellas guirnaldas de todos los tiempos. Los ciudadanos podrían copar con una pequeña subida de impuestos, todo sea por Matrit.

Abajo, en la calle, uno de los pocos súbditos que aún se interesan por la política, compró varios periódicos. En uno de ellos leyó la noticia, y en aquel momento, casi se puso a llorar. Resignado, se metió los tres diarios debajo del brazo, y se encaminó, cabizbajo y desganado, hacia su puesto de trabajo.

Mientras, se preguntaba que estaba ocurriendo en aquel demente lugar para que los súbditos se dejasen vapulear con tanto descaro, sin hacer nada, sin salir a la calle exigiendo la dimisión de los locos que los gobernaban. Mientras el Faraón se gastaba sus fondos en locuras, el Presidente de la Multinación deshacía viejos contactos diplomáticos, y aislaba a lo que antaño fue un país. Los Reyes de las Tres Naciones hacían y deshacían, ganando cada vez más poder, y los Gobernadores de las demás Naciones ejercían su mandato con mayor o menor capacidad, pero todos al final corrompidos por el dinero que le sangraban a sus súbditos a través de impuestos.
Y a todo esto, no pudo evitar preguntarse por qué la Emperatríz del Extrarradio dejaba al Faraón ejercer sus locuras tan cerca de sus dominios.

Este ciudadano si se permitió soñar, poco a poco perfilando una idea difusa y neblinosa, en un plan luminoso y claro, que podría ser factible probar. Estas navidades ahorraría, y cuando pasase la locura de las Corporaciones, se marcharía de aquel país. Puede que la tierra de fuera no fuese la panacea, ni la tierra prometida, pero al menos sus vecinos los Franceses, se rebelaban y se enfrentaban contra las leyes injustas, y los líderes corruptos, todos unidos en la batalla, y en la fuerza, no en la sumisión y la resignación.