lunes, 8 de diciembre de 2008

Agentes de Seguridad.


Anna conducía lentamente por las largas y rectas autovías de Matrit. De fondo, como única música, solo el suave ronroneo de su serie 6, BMW. Iba despacio, puesto que las administraciones del Faraón, y del Monarca de la Multinación, en su enloquecido afan recaudatorio, y en una demente manía hacia la velocidad, limitaron las espléndidas autovías y autopistas a 60 kilómetros hora. Anna, que conoció otros tiempos, hacía no tanto, le fascinaba como antes tardaba 6 horas en llegar al sur, con su pequeño cacharro, y ahora, con sus más de 200 caballos salvajes, casi tenía que parar a hacer noche en un hotel.
Pero daba igual, en aquel momento venía de recoger a Zelena, una vieja amiga del extranjero, del aeropuerto. Lentamente, se movieron por el tráfico denso, llegando a detenerse en un fuerte embotellamiento que les llevaría dos horas limpiar. Esto era normal. Las bajas velocidades conllevaban que la acumulación de coches fuese intolerable, y se formasen tales atascos que la gente se iba a trabajar a las 4 de la mañana.
Zelena miró a su alrededor, los rostros de los conductores estaban tensos, los dedos crispados alrededor del volante, y la mirada fija al frente. Parecía casi como si francotiradores los estuviesen apuntando de todos lados.
"Que les pasa?" pregunto la mujer, con un fuerte acento eslavo.
"Están nerviosos." contestó la conductora, encogiendose de hombros.
"Por el atasco?" pregunto la otra, inocente.
"Nadie se pone nervioso ya por los atascos. Intentan no tener ningún golpe tonto. Se considera delito, y dependiendo del daño, son varios meses de carcel, y automáticamente te requisan el coche." dijo la mujer.
"Tu no vas nerviosa?"
"No, tengo más riesgo de accidente si me pongo nerviosa. Pero la administración no piensa en eso. Nunca piensa en que le conviene a los conductores." contestó la otra, resignada.
Pensando en lo extraño de aquel país, Zelena accionó el botón de la radio. Una canción de heavy metal resonó por el interior del coche. Era de hacía algunos años, y más que probable el grupo se disolvió hace tiempo.
Ahora nerviosa, Anna e apresuró a apagar la música, tanteado el botón sin ser capaz de atinar son su mano temblorosa. Una vez el coche se sumió en silencio, y solo el lento rugir del motor a ralentí les acompaño, la muchacha se permitió respirar. Miró a todos lados, tomando fuertes bocanadas de aire, asegurandose de que nadie las había oído.
"Que ocurre? Solo es música!" dijo Zelena, extrañada.
"Si la SGAE lo oye, me pondrá una multa millonaria por no tener los derechos de autor, y me quitaran el disco. Son discos muy difíciles de conseguir." explicó Anna.
"Pero si es tu coche! y Quien es la SGAE?"
"Antiguamente fue una asociación de autores, que cobraban impuestos por todos los soportes. Actualmente, son un cuerpo policial de ámbito nacional, que se ocupa de que nadie viole los derechos de autor de las canciones.
Ya no se puede poner música en las bodas, ni en los coches, ni en las casas, ni en los pubs, ni en las discotecas, si no se ha pagado previamente el impuesto sobre los derechos de autor (IDA), y no son muchos los que puedan pagarlo. Tampoco se pueden comprar discos. Se alquilan las canciones durante un número determinado de reproducciones, y si luego las quieres volver a escuchar, tienes que volver a pagar.
Yo mantengo estos discos de cuando la cultura era barata y accesible a todos. Hoy muy pocos pueden permitirse leer un libro, o escuchar música, o ver una peli si no es en el cine."
"Pero como van a controlar lo que tu haces? No es violación de la constitución? De la privacidad?" preguntó Zelena.
"De el que?... Ah, te refieres a ese panfletillo! No, la vieja constitución de modifico en el 2010. Hoy en día no tenemos nada parecido a privacidad. Legalmente pueden entrar en tu casa y ver todo lo que haces o tienes en ella. Así que será mejor que si llevas libros o algo, lo escondas, o te lo requisarán." explicó Anna, resignada.
Zelena volvió a mirar por la ventanilla. Esta vez, tentada de volver al aeropuerto y regresar a su país. Todo aquello era demasiado extraño para ella, demasiado familiar en cierto sentido aterrador.

1 comentario:

la reina del hielo dijo...

creo que me voy a casar sólo para ver si viene un detective a mi boda y denunciar a la SGAE xD.