viernes, 25 de diciembre de 2009

Y Yo Qué He Hecho?


Ayer tenía una interesante conversación con mi familia, sobre los vecinos de mi tía, y casos similares al de ellos. Basicamente, es una historia muy conocida, la historia de siempre. Contaré tres casos concretos, que conozco personalmente, y que creo son adecuados por su complejidad, y sus distintos resultados.

1. Familia tiene un bonito perro, un labrador de un año. La mujer descubre que está embarazada, y automáticamente, el perro se va al jardín, donde vivirá el resto de su vida.

2. La pareja tiene un cachorro de Doberman. La mujer se queda embarazada, y le lleva al perro a la familia para que se lo quede.

3. La familia compra un golden retriever teniendo un niño de un mes, y una niña de 5 años. El perro molesta por que se hace pis en casa (cosa rara en cachorros de 2 meses), y a la semana de tenerlo le da una patada, y lo mete en un garaje, atado con una correa de un metro. 4, o 5 años después deciden que lo de la correa está feo, y dejan al perro suelto en la parte delantera del jardín, un recuadro de 3x2 metros.

Caso 1.
Vamos a ver, y esto es aplicable al caso 2. Un perro es un compromiso para unos 10 o 15 años, y ninguna persona es tan tonta como para no saber eso. Si una persona tiene planes de tener un hijo dentro de ese intervalo de tiempo, y no quiere que el perro esté cerca del niño, para qué cojones lo compras?

Por otra parte, me parece muy bien que la gente no quiera tener niños con perros, aunque las excusas que me han dado son estúpidas, pero perfectamente respetables. Si no lo quieres tener, para tenerlo malviviendo en un jardín, mejor lo hubiesen regalado, o mejor aún, no lo hubiesen comprado.

Ahora mismo, el animal es un pobre perro de caracter inestable, con un problema de ansiedad por separación, el cual se siente apartado de la manada (el peor castigo para un perro), sin saber por qué. Tengamos en cuenta que ha sido un perro que ha vivido un año dentro de una casa, y de repente le han dado una patada, y al jardín.

Por otra parte, tengamos en cuenta que ese bebé, ahora es un pequeño que no sale de su cuna. Pero ese niño empezará a andar, a moverse por la casa, y en algún momento saldrá al jardín, donde hay un perro con ansiedad por separación, y déficit de atención, muy grande y fuerte, que no conoce a ese niño. El resultado es Crónica de una Muerte Anunciada. El perro puede que intente morder al niño, por que no le conoce, o que intentando jugar le haga daño. En cualquiera de los dos casos, ese perro será tachado como un ser demoniaco por la sociedad, y sacrificado sin remilgos.

Espero equivocarme, claro, por el bien del perro, no por el bien de los estúpidos padres, que prefieren criar a cada uno por su cuenta, y luego pretender que el perro tenga la capacidad de pensar de un hombre adulto de 30 años.

Bueno, también cabría esperar en vano que el mocoso mimado tenga vetado el patio donde vive el perro. Pero eso es esperar demasiado de la escasa capacidad intelectual de la gente, ya que dejarán que el niño acceda, sin supervisión, a un territorio (si, TERRITORIO) controlado por un enorme labrador macho, entero (sin castrar) de 30 kilos, el cual NO conoce al niño, y NO está acostumbrado a estar con críos, por lo que los intentos de jugar del niño, que consisten muchas veces en inflingir daño involuntario al perro (tirones de pelo, etc), podrían acabar con un ataque. Habría sido mucho más fácil criar a ese perro, ya adulto y educado, con el bebé, enseñarle mediante estímulos que el nuevo niño es algo bueno, y educarlo a ser suave, y tolerante con el bebé cuando el niño esté en los alrededores.

Lo que han hecho estas personas es crear un problemón enorme en potencia, por una enorme estupidez.

Las escusas que me han dado para no tener perros con niños (en contra de lo que he visto en gente que ha crecido con perros), es que los pelos de los perros están por el suelo, y el niño gatea por el suelo.
Vale, muy bien, me parece estupendo, a mami le da asco que Bebito Querido toque los pelos del perro limpio, sano, y vacunado, pero luego no le da asco que juegue en la tierra de la calle, playa, en las colchonetas hinchables que han tocado y pisado cientos de niños desconocidos en las ferias, etc.
Cuando contra-argumenté con esto, la única respuesta que recibí fue; "No es lo mismo."
No es lo mismo que qué? Me estás diciendo que es más antihigiénico el perro que tienes en casa, que los pinrreles de un crío que no sabes si tiene hongos? O la tierra donde han podido mear los gatos? NO ME JODAS!

2. Bueno, mismo caso que el anterior.
Aquí me dijeron que igual la mujer no quería tener niños. Claro, y por que no quería niños, no utilizas protección, por que no quieres niños. Si, entiendo que a veces los métodos anticonceptivos fallan. Si no quieres niños, siempre se puede abortar (aunque soy contraria a ello). Ahora bien, qué casualidad, que de miles de millones de condones/píldoras, le fue a tocar la china a ella.

Al menos esta mujer decidió dejarlo con la familia, ahora, no tenemos ni idea de como está el pobre perro. Igual la familia lo tiene en un jardín, o en una parcela por ahí, para que se la cuide. Un perfecto destino para un cachorro que ha crecido en una casa.

3. Este caso es especialmente espeluzanente, por que, mientras que yo, que conocía a los impresentables personalmente, me dispuse a buscar un buen amo para el perro, los padres de los mocosos se negaron, alegando que era el perro de su niña, y pobrecita, no le iban a quitar al perro!
Dos cositas aquí. La niña no le hace ni puñetero caso al perro.
La otra, nunca, jamás, se debe sacrificar el bienestar de un SER VIVO por un capricho infantiloide, y egoista. Es, claramente, una crueldad. Pero esta familia de hipócritas consideran a los animales como meros juguetitos para entretener a sus niñitos. Estupenda lección le enseñas a tus hijos.

Dicho esto, entraré en más profundidad en la materia en cuestión. Los niños que crecen con perros se ha demostrado son mejores personas, más empáticas, con más autoestima, y un sentido de la responsabilidad más marcado. Depende mucho de la consideración de la familia, claro, el caso 3 no cuenta, ya que se está enseñando al niño que los perros son meros objetos con los que jugar, que no tienen derechos, ni sentimientos.

Pero un gran poder, conlleva una gran responsabilidad. No se puede pretender educar al perro en todo, y dejar que el niño, como es un niño, haga lo que le salga de las narices. La tenencia de perros con niños exige una educación a AMBOS.

Por una parte, hay que enseñar al perro a respetar los juguetes del niños, a no jugar con demasiado ímpetu, a no usar los dientes en el juego, y a no correr, ni subirse encima de las personas, especialmente, un niño que es más frágil.

Por otra, al niño hay que enseñarse a jugar con el perro de forma tranquila, a no inflingirle daño, ni molestarlo. Cuando son pequeños, hay que evitar que les tiren del pelo, la cola, se les suban encima, abracen (un perro puede considerarlo una agresión), etc.
El niño debe, siempre, acariciar al perro en el pecho, o cuello. NUNCA en la cabeza, especialmente si el perro no conoce al niño, ya que pueden tomar eso como una señal de dominación, y si bien es poco habitual que un perro responda a una caricia en la cabeza, podría pasar.
También hay que enseñar al niño a no corretear, ni gritar mucho cuando el perro esté delante, ya que son estimulantes para el perro, que pueden despertar su instinto de caza. Si bien, el perro NO va a atacar al niño, podría correr detrás de él, y derribarlo, haciéndole daño.
Evitar, en todo momento, razas frágiles, como los pomerania, o yorkshire terrier. Procurar no tener razar territoriales, como chow chow, o pastor alemán, y tener especial precaución con perros pastores (ya que pastorearán a los niños), y razas energéticas (dálmatas, labradores), ya que un entusiasmo exagerado en el juego hará daño al niño.
Al niño se le debe enseñar que los juguetes del perro son DEL PERRO. Cuando esté con ellos, no quitárselos, ya que el perro no considerará al niño como un alfa (como haría con los amos), si no como un igual.
El niño también debe respetar que el perro no es un juguete. A veces necesita descansar, y estar a lo suyo, y el perro no debe ser molestado.

En realidad, muchos de los que leais esto, os escandalizareis, por que, en vuestras mentes se ha introducido ya la estupidez social de que los niños son pequeñas joyitas, dueños de todo tipo de derechos, y es el perro el que debe aguantar todo tipo de desplantes, ya que, obviamente, el perro es un ser sapiente, y lógico cuando nos conviene (cuando no conviene, solo es un perro).
Lo cierto es que son pautas perfectamente lógicas. El perro es solo eso, un perro, y si bien tiene unos derechos, no podemos pretender que piensen como las personas. El perro no es la niñera del crío, ni su peluche, ni su juguete móvil super sofisticado. Es un ser vivo, que piensa (de una forma muy específica y limitada), que siente, y que tiene días buenos y malos, como las personas, pero cuya forma de demostrarlo es marcando, o gruñendo si se le tocan las narices.

Yo me pongo en lugar del perro, y fráncamente, yo, ser humano sapiente, si tuvese todo el puñetero día a un mocoso gritando (los ruidos fuertes hacen daño a los perros, o los pueden asustar), tirándome del pelo, apretándome en agobiantes abrazos constantes, a veces con demasiada fuerza, dándome tirones en la orejas y cola, pies, manos, etc, levantándome los belfos, agarrándose a mi piel, y acariciándome con demasiada fuerza. Pues al final del día, el niño se ha comido un guantazo.

Un detalle que los padres deben tener en cuenta. NUNCA, NUNCA, NUNCA castigar al perro delante del niño. Regañarle con un firme NO, y premiar la conducta adecuada, si. Pero castigar al perro le dará la idea de que estar con niños = provoca algo malo, por lo que puede desarrollar una conducta intolerante y defensiva alrededor de los niños.

Parece complejo, pero es mucho más fácil de lo que suena en papel. Si se hacen estas sencillas pautas, tanto al perro, como al niño, la convivencia será muy favorecedora para ambos.

Pero me he desviado del tema en cuestión. De lo que yo quería hablar, realmente, es de lo rápidamente que nos estorban los perros. Mi familia decía que yo no sabría lo que era tener un perro con un niño hasta que tenga un hijo.
Yo lo que tengo claro es que no tiraré a la calle, ni abandonaré a un amigo que confía en mi, por que me apetece tener un mocoso. El 99% de las veces, las familias con perros que luego tienen críos, viven de forma normal, sin más problemas que los típicos. Yo misma he podido ver a una niña de 2-3 años, rodeada de enormes boxer de más de 40 kilos, sin ningún problema.

Hacer lo contrario es irresponsable, y denota una inmadurez absoluta. Cuando compramos un perro, o lo adoptamos, o lo que sea, sabemos que es un compromiso para muchos años. Sabemos las dificultades de irnos de vacaciones, de salir por ahí, ya no puedes quedarte un fin de semana en casa de un amigo, por que tienes que estar pendiente del perro. El perro sale todos los días, llueva, o nieve, varias veces al día. El perro a veces se pone malo, y hay que llevarlo al veterinario. Hay que educarlo, a veces puede ladrar, y molestar a los vecinos, y hay que tener en cuenta sus necesidades en todo momento.
Somos tontos, si no sabemos estos problemas antes de adquirir una mascota.

Sin embargo, aún sabiéndolo, mucha gente compra perros para luego tirarlos en una cuneta por que no se pueden ir de vacaciones, abandonarlos cuando se ponen enfermos, echarlos al jardín, o a la casa del campo por que vamos a tener un niño, etc. Es un animal, y solo nos tiene a nosotros, daría su vida por nosotros, son los primeros en saludar cuando llegas a casa. Siempre se muestran agradecidos por una caricia, un trozo de ese jamón que te estás comiendo, y una pelota nueva que le has decidido regalar (no cuestiona que no le guste el color de la pelota, o que no tenga pito. Si no le gusta, no se enfada contigo, ni te exige una pelota nueva). Si no tienes qué comer, él se quedará contigo. Él no te abandonará, mirad a las personas mayores, muchos con su perrito como único amigo.

Sin embargo, traicionamos ese amor y devoción incondicional, por un capricho estúpido, como es irse de vacaciones a un sitio chachi guays, donde, puta casualidad, no se permiten perros.
En vez de convertir al perro en un amigo de tu hijo, decidimos que es una molestia tenerlos juntos, y preferimos separarlos, agravando el problema.
El perrito necesita un tratamiento de por vida, y como no me quiero quitar de comer natillas Danone, en vez de carrefur, en vez de pagar el tratamiento (muchas veces, no son más de 30 o 40 euros mensuales, a lo sumo), lo tiro a la calle.

Pero si lo hacemos con nuestros mayores, cómo no vamos a hacerlo con los perros?

Lo peor, él no sabe lo que ha hecho para que le castigues, le abandones, le apartes de tu lado. Él no comprende que te moleste que esté con el cachorro nuevo (el niño humano), que te quieras ir de vacaciones, o que esté enfermo.
En definitiva, él no tiene la culpa de que tú seas un egoista, y un imbecil.

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