Esta foto sí es mía, pero igualmente, tengo todos los derechos sobre ella.
El Bicho es, como cariñosamente la llamo, mi perrita. Es un pequeño felpudo con dientes, y muy mala leche, que en el fondo de su faceta gruñona, y su mal caracter, tiene un pequeño corazoncito. Es como esos supervillanos de las pelis, que sabes que, pese a querer conquistar el mundo, adoran a su gato, o a su pez dorado. Pues ella es igual, adora a su humano.
Ese humano no soy yo. Yo solo soy el otro supervillano al que Bicho no puede dominar. Nuestra pugna eterna acabó por que yo me resistiera a sus adorables encantos de peluche chiquitín, y se impusiera mi mala leche sobre la suya, y mis cojones sobre los suyos (que los tiene grandes como pelotas de tenis).
La vida del Bicho es de ese tipo que todo el mundo envidia. Vive para jugar con la pelota, comer, dormir, y yo creo que para urdir como dominar el mundo. Por que si no, no se explica por que, cuando los demás perros duermen, se ponen a lloriquear, y ella cuando sueña se pone a gruñir. Soy de la opinión de que, de haber nacido humana, tendríamos a una pequeña Hitler dando vueltas por aquí, lo cual sería conflictivo de encontrarse con Koenig.
Para el caso, normalmente hago tributos de aquellos que he perdido, y tiendo a olvidar de los que aún están aquí, a los que quieres con igual intensidad. Ellos también se merecen una pequeña oda en su honor. Algún día le sacaré una foto al Enano, y haré un post sobre él.
Un besazo Bicho!
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